sábado, 6 de junio de 2009

Tan joven...y tan viejo



Re-publico esta entrada, porque esta tarde, tontamente, borre la entrada original. Como las copias raramente me gustan, resumiré lo que en el anterior dije.

El tiempo sin duda es nuestro peor enemigo, y nuestras vidas vuelan tan deprisa que a veces olvidamos cosas elementales de nuestro vivir, o simplemente olvidamos vivir... sin darnos cuenta somos ya tan viejos aun siendo ( o sintiéndonos) jóvenes...

Repito en poner aquella historia, con respeto al maestro Sabina, con la que dije honraba a lo que había envejecido en estos últimos años...

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Lo primero que quise fue marcharme bien lejos; en el álbum de cromos de la resignación pegábamos los niños que odiaban los espejos, guantes de Rita Hayworth, calles de Nueva York.

Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mí, ella me dió las llaves de la ciudad prohibida, yo todo lo que tengo, que es nada, se lo dí.

Así crecí volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió, para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundí con estrellas las luces de neón.

Hice trampas al póker, defraudé a mis amigos, sobre el banco de un parque dormí como un lirón; por decir lo que pienso sin pensar lo que digo más de un beso me dieron (y más de un bofetón).

Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna, lo que sé del pecado lo tuve que buscar como un ladrón debajo de la falda de alguna de cuyo nombre ahora no me quiero acordar.

Así que, de momento, nada de adiós muchachos, me duermo en los entierros de mi generación; cada noche me invento, todavía me emborracho;tan joven y tan viejo, like a rolling stone.

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