lunes, 15 de marzo de 2010

Una Carta



En medio del camino, día 15 del tercer mes del año 3.

Para mi dulce alma, mi dama:

Hoy se cumplieron 7 siglos ya sin estar contigo, 7 eternidades donde pase por todo, y sin embargo aun siento tu ausencia tan fresca... Solo los dioses son capaces de saber del dolor profundo que se siente por la falta de tu voz, la falta de tus ojos, la falta de tu boca, la falta de tu piel… Cuanto frío se siente sin ti.

Hoy no hay muchas ganas de seguir caminando, no hay ganas ni siquiera de reinar, y te recuerdo cuando en medio de una batalla me decías “ojala nunca sientas la angustia que yo estoy sintiendo”… aquellas palabras me retumban y lamento no haber levantado mi espada en aquel momento.

Hay tanto aquí dentro lamentando tu ausencia, tanto que lamenta el alma, tanto que hasta los recuerdos se gastan por repasarlos una y otra vez ¿Por qué te deje en aquella torre? ¿fui Valiente o cobarde al irme de ti?, quiero pensar que la búsqueda emprendida será la mejor decisión… tengo tanto que decirte, y no encuentro tu oído, y te hablo en sueños, pero estas tan lejos, y le ruego al viento que te lleve mis lamentos y mis sentimientos hasta donde te encuentres…

He buscado las formas para llegar a tu prisión y liberarte, y hasta te he liberado en sueños, y al despertar sentía miedo, porque no estabas a mi lado. Te he prometido volver a besarte, y me he prometido volver a verte, y con estas promesas hoy me he puesto los húmeros muy temprano para seguir buscando el camino que me lleve a ti.

Encontrare la torre de tu cárcel al volver, y la derribare, si es necesario solo con mi espada, y aun cuando mi espada se rompiera, derribare con las propias manos piedra a piedra. Ten paciencia, amada mía.

Hoy, por ti, seguiré haciendo camino, camino que me lleve hasta ti.

Con mucho amor y quien no deja de buscarte,

Tu fiel servidor.

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